Otro verano comenzaba en el lugar de veraneo de mi familia con el desde
el primer día. Era uno de mis mejores amigos, todos lo veranos iba con
el de aventura, al igual que mi familia la suya siempre venia a este
pequeño paraíso, con un lago donde estaban nuestras casitas de miles de
colores, un pequeño bosque a 5 kilómetros de una gran ciudad separada
por un río que desemboca en un gran mar, una playa desierta, enorme,
preciosa solo para nosotros y mis demás amigos de aquel paraíso. Solo
éramos cinco y nos lo pasábamos genial. Ese año ya éramos un poco mas
mayores, estabamos sentados al borde del muelle marítimo con nuestros
pies rozando el agua cristalina del lago desde el cual se podía ver la
playa, el y yo solos. Los demás llegarían en los siguientes tres días
pero nosotros ya nos habíamos instalado y siempre éramos los primeros en
llegar. Estaba atardeciendo y eso era precioso. Le mire a los ojos y
desde ese día me di cuenta de que me estaba enamorando de el. ‘Es tan guapo’ pensaba yo para mis adentros, el me miro y me sonrío. Yo
me empecé a reír mientras me colocaba mi larga melena castaña con mechas
doradas y le salpicaba unas gotas de agua con el pie. Hacia calor. El
me mojo y empezamos una guerra de agua hasta que el vino y me tiro al
agua cristalina y el salto para continuar en el agua nuestra simpatica
guerra.
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