Estábamos tan emocionados con nuestra pequeña excursión que esa noche,
cuando nos reunimos todos con nuestras familias para cenar se lo
contamos y aproveche para pedirle a mi padre el material necesario ya
que a el le encanta todo eso y es monitor de submarinismo, de ahí saque
mi pequeña idea.
-Papa, ¿nos puedes dejar algo del equipo de submarinismo?-Le pregunte
-Vale –Asintió mientras tomaba un sorbo de la lata de cerveza- ¿A que viene eso? ¿Qué estáis tramando?
-Es que hemos encontrado en el lago un barquito- Explico Alison.
Después de esa charla continuamos cenando y nos fuimos s dormir ya que
quedamos algo más temprano de lo habitual para poder pasar un buen día
de exploración.
A la mañana siguiente estábamos todos en el muelle a las 9.00 de la
mañana esperando a que mi padre nos trajera el equipo. Una vez ya
estábamos listos, todos incluido mi padres nos zambullimos al agua en
busca de algo interesante, y yo como siempre con mi cámara en la mano.
Una vez metidos en el barco cada uno fue por su cuenta. Yo entre en el
puesto del capitán y allí encontré el cadáver del antiguo marinero, aun
que solo quedaban los huesos. En su muñeca derecha encontré una preciosa
pulsera y se me ocurrió hacer un par de fotos y hacerme con ella. Era
preciosa, de plata con un diamante azul turquesa.
Fui en busca de más cosas interesantes cuando me encontré a Claudia y me
enseño lo que había encontrado. Una pulsera igual a la mía pero con la
piedra en color rojo así que yo le enseñe la mía. Después de eso, pocas
cosas interesantes. Un rato y 67 fotos después subí a la superficie como
todos los demás y como me esperaba todos teníamos la misma pulsera pero
en diferentes colores, pero Marcos me ofreció un anillo precioso en el
que tenía una inscripción por dentro: “Que la corriente no te arrastre”
ponía en letras muy diminutas. La verdad es que la inscripción me
parecía muy acertada para esta ocasión y mientras tomábamos algo
hablamos de lo que habíamos visto.
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