domingo, 22 de julio de 2012

Summer time: Capitulo 5

Cuando aun estaba amaneciendo yo me levante, me vestí con unos shorts rojos y mi camiseta roquera Rolling Stones y salí a la terraza de mi habitación a ver el amaneces con mi cámara profesional a la mano y empecé a hacer fotos y disfrutar de las vistas sentada en uno de esos puffs. Cuando Marcos me mando un wassup diciendo ‘Listo, ven ya’ me puse súper nerviosa, cogí la cámara, el móvil, las llaves y el libro, lo metí todo en mi bolso de color espuma mariana y fui corriendo a la casa de alado que es su residencia.
Llame a la puerta muy nerviosa e inquieta
-Hola, pasa- Me dijo Alba
-Gracias - Le respondí intentado ocultar mi nerviosismo
Subí las escalaras nerviosa, llame a la puerta. Alison ya estaba allí y me miro igual que yo a ella, con un poco de miedo en la cara, pero Marcos no estaba
- Hola – Le dije incómodamente - ¿Y Marcos?
-No lo se. Cuando llegué no estaba.
 La puerta se abrió, aunque parecía que sola, sabíamos que detrás estaría Marcos
-Hola- Nos dijo mirándonos a los ojos- Tenemos que hablar, eso esta claro
-Si – dijimos las dos a la vez
-No se como explicarlo, estoy enfadadísimo porque tengo un problema con vosotras dos- Vio nuestra cara de miedo- No se que hacer. Estoy enfadado, porque… Bueno, sois muy especiales para mi, demasiado y estáis enfadas. No se porque, pero no quiero que lo estéis. Quiero que me lo contéis y no vais a salir de aquí hasta que lo hagáis.
Nos miramos mutuamente, ella sabia que no se lo podía contar y yo le eche una mirada de terror, pidiéndole por favor en silencio que no se lo contara. Ella asintió pero a estas alturas no sabía si se lo contaría no.Empecé a llorar y me fui de la habitación. Cogí la bicicleta, una chaqueta y llegue asta una pequeña cascada del río. Había un hueco detrás del agua y pase por un pequeño rincón donde no me mojaría mucho. Saque el libro del bolso y empecé a leer.
Le envíe un wassup a Marcos ‘Estoy en la cascada’ ‘Ven’ su respuesta fue ‘Puede que vaya mas tarde, no me apetece hablar’. Empecé a llorar, el libro se mojo junto con la pantalla del móvil. Allí teníamos unas luces de colores que estaban alimentadas por un pequeño generador de luz solar que construyeron nuestros padres para las casas y que copiamos para enchufar las luces, un estere y un gran colchón hinchable. Allí acampábamos abecés. Me eche en el colchón y empecé a llorar esperando a que viniera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario